La cercanía del Papa a las víctimas de la violencia en el sur de Colombia

El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, envió un telegrama en nombre del Papa a los obispos de Colombia expresando su preocupación por la dramática situación en el sur del país.

Noticias del Vaticano

En la región del Pacífico suroeste de Colombia, el Papa Francisco «condena los episodios de violencia y expresa su cercanía a las personas que viven en medio de tanto sufrimiento». Esto es lo que escribió el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, en un telegrama al arzobispo Oscar Arbina Ortega de Villavicencio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. El mensaje también recuerda «el compromiso de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos en la búsqueda incesante de construir lazos de paz en toda la región».

El acuerdo de paz de 2016 entre Bogotá y el grupo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FRC) en Colombia está experimentando actualmente la peor violencia que ha visto el país desde el final de medio siglo de guerra civil. Según un informe al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en marzo, más de 13.000 civiles en Colombia, incluidos más de 5.000 niños, fueron desplazados o restringidos en sus operaciones en enero y febrero debido a las acciones de grupos armados en todo el país.

Algunas guerrillas se han negado a sumarse al proceso de paz y continuar su lucha, mientras se mezclan con narcotraficantes en zonas ilegales de Colombia. Insurgentes descontentos de las FARC, guerrillas de izquierda, grupos de narcotraficantes y paramilitares de derecha luchan por controlar los lucrativos mercados de cocaína y minería ilegal.

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Recientemente, la parte sur del país también fue testigo de un estallido de violencia. El 26 de marzo, un coche bomba explotó frente a un ayuntamiento en Corinto, suroeste de Colombia, hiriendo a decenas de personas en uno de los hitos tribales de Colombia.

Los grupos armados y las pandillas asociadas con los cárteles del narcotráfico han estado activos en la zona, que ha sido un bastión de las FARC en las últimas décadas. Corinto, al igual que la vecina ciudad de Torrebio, ha sido históricamente liderada por pueblos indígenas. Álvaro Ulku, padre del primer sacerdote de Colombia, fue asesinado en 1984 en Torrebo. Los misioneros de Consolatta continuaron su misión. El Programa Ecuménico de Paz y un informe reciente de otras organizaciones en Colombia documentan las décadas de violencia experimentadas por las organizaciones eclesiásticas que han luchado con los grupos empobrecidos.

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